viernes, 24 de abril de 2009

LA RADIOGRAFÍA DE TINTORETTO

Aunque Tiziano, Tintoretto y Veronese: rivales en la Venecia del Renacimiento parece el título de un novedoso melodrama televisivo –muy ad hoc ahora que ha habido tanto cambio en la programación en la televisión cultural mexicana-; éste no es sino el nombre de la exhibición que actualmente se presenta en el Museo de Bellas Arte de Boston (MFA). Esta muestra reúne más de sesenta obras de estos tres pintores venecianos, todas provenientes de museos y recintos históricos en Europa y Estados Unidos.
La exhibición plantea que, a pesar de que cuarenta años separan el nacimiento de Tiziano del de Veronese, las carreras de los tres pintores coincidieron por casi cuatro décadas en la próspera ciudad de Venecia. En varias ocasiones trabajaron para las mismas organizaciones o personajes, a veces en los mismos recintos y al mismo tiempo. Todo esto significa que la obra de sus coetáneos no les era desconocida, por lo que en este ambiente de continua colaboración y en ocasiones enfrentamiento, se desarrolló un lenguaje pictórico que hasta el día de hoy se identifica con el “estilo veneciano”: lleno de colorido, luz y espontaneidad.
El curador de la muestra, Frederich Ilchman, afirma muy atinadamente en una entrevista disponible en la página web del museo que, la exposición Tiziano, Tintoretto y Veronese pretende recrear aquél diálogo que ya existía entre obras y artistas en el siglo XVI, por lo que el público tendrá la sensación de presenciar una reunión familiar, con personas que no se habían hablado en siglos.
El Museo de Bellas Artes de Boston, sede de la exposición, aporta una obra de su propio acervo: “La Natividad” atribuida a Tintoretto, una pintura que en su momento ya había suscitado algunos cuestionamientos debido a las inconsistencias en la calidad de las figuras, lo que hacía sospechar la presencia de varias manos además de la del maestro. Lo que no sería muy improbable considerando que en la Venecia del siglo XVI aún se regía a la pintura bajo el sistema de gremios.
El curador solicitó a la conservadora de pintura del MFA, Rhona MacBeth, que examinara “La Natividad”. En primera instancia, la restauradora observó que la obra había sufrido varios daños, además que eran evidentes a simple vista varios repintes y retoques. En ese momento no imaginaba que el examen preliminar sería la antesala a una serie de descubrimientos que cambiarían por completo la idea que se tenía de la obra de Tintoretto en cuestión.
Afortunadamente, el proceso de estudio por parte del laboratorio de conservación del MFA está excepcionalmente documentado en la web. Las imágenes son estupendas y las explicaciones muy claras. Realmente les recomiendo que se tomen el tiempo para explorarlo a detalle (http://www.mfa.org/venice/explore.html).
Pero volvamos al taller de conservación. Primero, el equipo fue cauteloso, y decidió hacer solamente un par de placas radiográficas en dos áreas de la pintura: la correspondiente a la cabeza del pastor barbado y a la de la anciana junto a él. En el caso del hombre, los rayos X revelaron que bajo la capa de pintura visible, había un rostro sin barba y de facciones más suaves. En cuanto a la mujer, la cara era más juvenil y la postura diferente. Evidentemente, las apariencias, engañaban.
Ante este hallazgo, se mandaron a hacer más tomas con rayos X en otras áreas de la pintura. Y aunque obviamente se esperaba alguna sorpresa, los resultados sobrepasaron todo pronóstico. La radiografía del cuadro entero mostró varias figuras fantasmales. Junto a la Virgen María, había un personaje que dirigía su mirada hacia arriba, fuera de la composición. Al lado del pastor barbado, un cúmulo de nubes, y sobre ellas un par de piernas sin cuerpo… Y lo más increíble, al centro de la composición, arriba del Niño Jesús en el pesebre otro par de piernas soportadas por lo que parecía ser un madero o tabla ¡Lo que los rayos X revelaban era una serie de personajes que normalmente aparecerían en una crucifixión! ¿Cómo era esto posible?
A partir de las imágenes radiográficas y la observación del reverso de la obra, se reconoció que el lienzo había sido alterado de varias maneras: primero la composición debió haber sido vertical y no horizontal, como correspondería si fuera una crucifixión, sólo que la parte de arriba estaba perdida, lo que explicaba las piernas sin cuerpos. El pedazo de lienzo sobreviviente también había sido cortado a su vez pero en sentido vertical, separándolo en dos partes casi iguales con la finalidad de agregar una tira de tela extra al centro. En ésta se pintaron los personajes propios de una natividad, como el niño Jesús en el pesebre, un corderito a sus pies, el buey y san José. El resto fue repintado encima para homogeneizar la apariencia de toda la escena. Las demás figuras de la antes crucifixión fueron transformadas radicalmente: san Juan ahora era un pastor barbado y María Magdalena una mujer anciana, los ángeles habían desaparecido por completo, así como medio cuerpo del Cristo crucificado.
Insisto que vale muchísimo la pena entrar en la página web para ver como se sobrepone la imagen de rayos X sobre la de la obra como la apreciaríamos a simple vista, el resultado es francamente sorprendente.
En definitiva, la investigación planteaba más preguntas que respuestas: ¿Por qué se habría transformado así la pintura? ¿Habría sufrido algún daño y por eso fue reaprovechada la tela sobreviviente? ¿Cuándo y quien había hecho estos cambios? ¿La obra podía seguir siendo considerada un Tintoretto? ¿Sería propio de un maestro del renacimiento alterar así su obra? ¿Podría ser todo parte de una estafa a gran escala?
La pintura de Tintoretto del Museo de Bellas Artes de Boston sigue clasificada como una natividad después de todo, y así se le exhibe actualmente. Tal vez ahora los investigadores hayan iniciado la búsqueda de la mitad perdida de la crucifixión, si no es que continúan con el debate sobre si conservar las alteraciones…pues ahora también los agregados son parte íntegra de la obra ¿o no lo son?
Con o sin rayos X, “La Natividad” de Boston es una pintura de apariencia bastante débil, con trazos algo ramplones y acabado muy relamido. Impropia de una obra de la categoría de Tintoretto. Como espectadora común, podría entender el por qué despertó las dudas de los expertos.
Por lo que veo en la ficha técnica del museo, esta pieza en particular llegó al museo como una donación, creo que sería indispensable investigar hasta sus últimas consecuencias la proveniencia de la obra, lo que podría dar algunas pistas sobre cuándo o quien pudo haber realizado las alteraciones que son evidentes a través de los exámenes de laboratorio.
Y esto es así porque ningún examen físico o químico, por completo o sofisticado que sea, es conclusivo por sí mismo. Así como tampoco una investigación documental en fuentes primarias puede ser determinante sobre la naturaleza de una obra de arte. Ambas son herramientas necesarias para interpretar el patrimonio, y ofrecer entonces a nosotros, al público, la mayor cantidad de información posible. En este caso “La Natividad” de Tintoretto es una pieza que en gran parte, sigue siendo muda, por lo que ahora ya no se qué idea podría darnos de la Venecia del siglo XVI, si es que en verdad datara de esa época. La controversia está servida.

IMAGEN: TINTORETTO (JACOPO ROBUSTI) La Natividad, ca.1580. Óleo sobre tela. Museo de Bellas Artes de Boston. Donación de Quincy A. Shaw.

martes, 14 de abril de 2009

¿CURSOS DE CURADURÍA POR INTERNET?

El viernes anterior a esta semana santa me inscribí al curso virtual que lleva por nombre Enfoques curatoriales multiniveles, el cual se imparte por internet el Instituto Latinoamericano de Museos o ILAM ( http://www.ilam.org/).
En la opinión de muchos la educación por internet cae en la generalidad de los llamados cursos “por correspondencia”. Afortunadamente, y como bien sabemos, no toda la educación a distancia es de dudoso origen y anómalas consecuencias; de la misma manera que no toda la educación presencial está exenta de la ineficiencia o el engaño.
En una anterior ocasión, ya había probado el sistema educativo “virtual”, esto con el Posgrado en Gestión y Políticas Culturales que, si no me equivoco, todavía es coordinado por el Centro Nacional de las Artes, la Universidad Autónoma Metropolitana y la Organización de Estados Americanos. Les puedo asegurar que los profesores eran de primera, la atención excelente y los resultados irreprochables, tanto que felizmente cuento hoy en día con un título perfectamente validado por la división de Ciencias Antropológicas de la UAM Iztapalapa como el que más.
Estoy segura que la educación en materia de estudios culturales en su formato a distancia o virtual, se ha convertido en una opción válida cuando no se dispone de todo el tiempo o el dinero que se quisiera, o bien -como es ahora mi caso- cuando la distancia geográfica entre el interesado y los centros de enseñanza de su preferencia es enorme.
Ya en cuanto a la institución que imparte el curso Enfoques curatoriales multiniveles en cuestión, el ILAM ha probado el ser un organismo a todas luces muy respetable, con gran capacidad de trabajo y notoria presencia en nuestra región.
Ahora si me lo permiten, me gustaría compartir con ustedes algunas de mis impresiones sobre este sistema de educación en línea, que el ILAM llama en su página web “Capacitación a distancia”. Empecemos con el profesorado: el titular de Enfoques curatoriales multiniveles se llama Fernando Almarza-Rísquez, y es un destacado profesional de los museos y académico de gran importancia en su natal Venezuela. Su forma de trabajo es simple y directa: desde su computadora envía electrónicamente a sus alumnos los materiales didácticos, las lecturas recomendadas, revisa nuestras tareas, dialoga y comparte información. En general podemos decir que todos los días interactúa de manera muy personalizada con los participantes, esto gracias a una plataforma virtual que si bien es poco lucidora (el diseño habría que mejorarlo bastante), ha probado ser en la práctica bastante efectiva.
Para ingresar a esta plataforma obviamente es necesario cubrir primero el costo del curso, entonces se recibe una confirmación por correo electrónico, un nombre de usuario y una clave de acceso. Ya dentro, el estudiante está posibilitado para compartir su perfil (con todo y fotografía), agregar comentarios, llevar una especie de blog y “subir” sus tareas semanales. Tal vez entre lo más destacado del sistema, está que el ILAM busca crear una red de profesionales latinoamericanos en los museos, ya que todos los que cursan pueden entrar en contacto con sus compañeros en el momento y de la manera que quieran.
Este curso en particular dura cinco semanas y los temas se distribuyen de manera semanal. No puedo decir que exista un sistema de evaluación como tal, pero al participante se le solicita que también de manera semanal exprese sus opiniones sobre el tema en turno, de ser posible en textos de una a dos cuartillas que bien podrían tomarse como reportes de lectura. Igualmente el sistema invita a participar con cierta regularidad en el foro abierto. En este sentido me consta que el profesor permanece al pendiente de todo el intercambio de textos, y que diariamente ingresa a la página. Vale la pena comentarles que aunque no estén inscritos en ningún curso, la página del ILAM ofrece material informativo muy interesante y foros de opinión en los que cualquiera puede participar.
Igualmente me gustaría transmitirles algunas nociones sobre el curso y que pudieran ser relevantes para este espacio, como es el caso de la interpretación del patrimonio cultural como un proceso bidireccional, que va del curador al público y del público al curador. Desde este punto de vista, el curador sería tanto un comunicador como un intérprete, o una especie de facilitador; y el público un protagonista más que un receptor pasivo. A grandes rasgos y por lo que vi en la primera semana, el tema central del curso, que es la curaduría multinivel, se basa en ofrecer distintos enfoques de interpretación y significado al patrimonio cultural, esto con el objetivo de hacerlo más accesible al público.
Así, se esperaría que en la medida en que este público adoptara una actitud pro activa, motivada por las exhibiciones multiniveles, también ingresara gustosamente y sin esfuerzo al proceso dinámico de significar los objetos por su propia cuenta (o más propiamente y por extensión, el patrimonio cultural), adoptando un nuevo rol participativo, indispensable para que este circuito de intercambio de ideas museo – colección - público sea completo. Hasta ahí vamos bien con la primera semana del taller, finalmente en la nueva museología el público ha tomado un papel central en la teoría museológica sobre exposiciones y en las decisiones que los museólogos toman alrededor de éstas.
Ya para redondear este tema, la noción de significados o interpretaciones múltiples se opone por supuesto al concepto de la interpretación unívoca. Pero esto tampoco es una novedad, ya que la multiplicidad de niveles o capas de significado está presente desde que cada persona del público tiene un bagaje de experiencias preexistentes que condicionan su opinión frente a nuevas experiencias en este caso museísticas. Aquí la novedad reside en que tal vez podamos crear intencionalmente a través de la práctica museística curadurías multiniveles desde un origen.
En fin, que el tema del curso se ve prometedor, y el intercambio de ideas por parte del profesor y los participantes también se ve interesante. Ya veremos cómo pintan las siguientes cuatro semanas, seguro que habrá muchos más conceptos a discusión.

FRANS FRANCKEN II, EL JOVEN (1581 – 1642)
Interior de un museo
Óleo sobre tela
Museo de Arte Finlandés. Helsinki, Finlandia
56. 5 x 78 cm
Copyright ©Bridgeman Art Library